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Aspartamo

¡Conoce todo sobre él!

Por Juan Gabriel Yañuk (Doctor en Biología molecular y Biotecnología), Fernando Villarruel (Ingeniero en Agrobiotecnología, UNSAM) y Federico Fassetta (Licenciado de Ingeniería en Agrobiotecnología, UNSAM)

¿Qué es?

El aspartamo es un endulzante o edulcorante artificial no nutritivo. Es decir, su consumo no aporta cantidades significativas de calorías. Esta característica se suma a su gran potencial endulzante, convirtiéndolo en un sustituto popular para el azúcar. Por este motivo, y a partir de su descubrimiento en 1965, su uso y aceptación ha ido creciendo paulatinamente hasta la actualidad. Hoy es un aditivo común en una gran cantidad de alimentos, mayoritariamente en bebidas dietéticas.[1]  

¿Cuáles son sus usos y dónde encontrarlo?

A pesar de que el aspartamo se utiliza mayoritariamente en alimentos, su uso se extiende incluso sobre algunos medicamentos. Comúnmente, es posible encontrarlo en bebidas dietéticas, helados libres de azúcar, jugos, yogures, gomitas masticables y dulces, entre otros. Sin embargo, debido a que se degrada con facilidad a altas temperaturas, es difícil encontrarlo en alimentos horneados, o calentados. En cuanto a la legislación en torno a este aditivo, la mayoría de los países obligan a consignar su uso en la etiqueta de ingredientes, por lo que es posible identificarlo allí. [1, 4, 5]

¿Es peligroso?

Debido a la controversia en torno a este aditivo, se han llevado a cabo una gran cantidad de estudios orientados a conocer los posibles efectos asociados a su consumo. En este sentido, a pesar de que los efectos nocivos más preocupantes incluyen cáncer y neurotoxicidad, los mismos derivan de estudios realizados en condiciones muy alejadas a las de uso y consumo habitual de este aditivo. Sin embargo, existen algunas preocupaciones que derivan de los productos de su degradación. Por un lado, uno de estos productos es el metanol, un compuesto altamente tóxico a concentraciones altas, pero seguro en las concentraciones que pudieran llegar a derivar de la degradación del aspartamo. [5-7] Por el otro, el aspartamo puede degradarse y dar origen a fenilalanina, la cual sí es una preocupación para aquellas personas que no pueden degradarla, es decir, que poseen fenilcetonuria. Por este motivo, regulaciones como la de  Argentina, por ejemplo, exigen que los productos conteniendo aspartamo indiquen que el alimento contiene fenilalanina. [8-9]  

¿Cómo evitarlos?

Las legislaciones suelen exigir que se consigne su uso en los rótulos de los alimentos que lo contienen. Es necesario destacar que, de cualquier manera, la cantidad de aspartamo utilizada en alimentos es muy baja. La FDA (Food and Drug Administration), el organismo encargado de la regulación respecto a alimentos en Estados Unidos, considera que el consumo diario aceptado de este aditivo es el equivalente al contenido en 32 latas de bebida dietética. Sin embargo, aunque la mayoría de la evidencia científica sugiere que, en la forma actual de uso, es un aditivo seguro, la tendencia de los consumidores es evitar o reducir el consumo de productos conteniendo aspartamo. Por este motivo, existe una tendencia entre las marcas productoras de alimentos a prescindir de este ingrediente en sus formulaciones.[6]

Dato curioso

El descubrimiento del aspartamo ocurrió de manera accidental, en diciembre de 1965, en el laboratorio del químico Jim Schlatter. Durante su trabajo de síntesis de nuevos compuestos diseñados para  el tratamiento de úlceras gástricas, debió manipular aspartamo. Sin notarlo, volcó una pequeña cantidad en sus manos. Más tarde, notó un extraño sabor dulce. Al hacerlo recordó el compuesto con el que había estado trabajando, y decidió probarlo junto con su compañero en el café. Ambos notaron el dulce sabor que daba a la bebida y convencieron a su compañía de explotarlo como endulzante. Un negocio que, en la actualidad, reporta alrededor de 100 mil millones de dólares anuales.[10]

BIBLIOGRAFÍA

[1] Additional Information about High-Intensity Sweeteners Permitted for Use in Food in the United States

[2] Magnuson BA, Burdock GA, Doull J, et al. Aspartame: a safety evaluation based on current use levels, regulations, and toxicological and epidemiological studies. Crit Rev Toxicol. 2007;37(8):629-727. 

[3] Marina Marinovich, Corrado L. Galli, Cristina Bosetti, Silvano Gallus, Carlo La Vecchia, Aspartame, low-calorie sweeteners and disease: Regulatory safety and epidemiological issues, Food and Chemical Toxicology, 60, 2013, 109-115. DOI: 10.1016/j.fct.2013.07.040.

[4] https://www.efsa.europa.eu/en/topics/topic/aspartame

[5] http://www.anmat.gov.ar/Alimentos/Aspartamo.pdf

[6]https://www.compoundchem.com/2015/04/28/aspartame

[7] https://assets-global.website-files.com/5e332a62c703f653182faf47/5e332a62c703f6194b2fd5e0_magnuson.pdf

[8]http://www.alimentosargentinos.gob.ar/contenido/publicaciones/calidad/Guias/GuiaRotulo.pdf

[9]´van Vliet, K.; Melis, E.S.; de Blaauw, P.; van Dam, E.; Maatman, R.G.H.J.; Abeln, D.; van Spronsen, F.J.; Heiner-Fokkema, M.R. Aspartame and Phe-Containing Degradation Products in Soft Drinks across Europe. Nutrients 2020, 12, 1887.

[10] http://www.chm.bris.ac.uk/motm/aspartame/aspartameh.html

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